Cuando mostramos nuestros sentimientos, cuando somos sinceros con lo que sentimos, cuando confesamos a la gente lo que nos importa, cuando algo nos corroe por dentro deseando salir... Vivimos para sentir, no vivimos para amar, como muchos creen, no es lo único que podemos sentir, vivimos para sentir. Una palabra, una caricia, un sorpresa, una decepción. Estamos llenos de terminaciones nerviosas dispuestas a sentir, pero ¿por qué nos da tanto miedo nuestros sentimientos? La mayoría nos creamos una coraza, no somos sinceros, vivimos cohibidos. ¿Tanto miedo nos da que nos hagan daño? Incluso el dolor es un sentimiento, que debemos sentir, al que no hay que temer.
Sientes el agua caliente que recorre tu cuerpo cuando te duchas, al igual que sientes como recorre tu cara una lágrima de felicidad, al igual que el mar de tristeza que inunda tus ojos cuando algo penetra hondo en tu corazón, al igual que sientes el hielo derretirse en contacto con el calor de tu mano, como te derrites tu ante alguien que te importa.
Llena tu vida de momentos, de experiencias, porque sino llegará el día en que te des cuenta de que estás vacío. Vive cada día poniendo el máximo sentimiento en todo lo que hagas, todo lo que te importe y a todos los que quieras. Expresa hoy lo que sientes, mañana puede ser tarde.
